jueves, 11 de septiembre de 2008

Ciudadanía reprueba a los medios de comunicación


Con un 3,9 evaluó la ciudadanía el tratamiento que los medios le dan al tema de la pobreza. Esta drástica calificación se dio a conocer el martes 9 de septiembre en el IV Seminario “Pobre el que no Cambia de Mirada”, organizado por la Alianza Comunicación y Pobreza, integrada por el Hogar de Cristo, la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales y la Fundación para la superación de la pobreza.

En la encuesta, realizada a 400 personas de todos los niveles socioeconómicos, la radio obtuvo un 4.7, televisión y diarios empataron con un 4.2 mientras que las revistas fueron las peor evaluadas con un 3,6. Internet, por su parte, obtuvo un mayor respaldo por parte de los ciudadanos, quienes calificaron con un 5.1 a las plataformas de información en línea.

Esta negativa percepción respecto a la información que los medios entregan sobre personas en situación de pobreza radica en la asociación de problemas sociales como la delincuencia, drogadicción y alcoholismo con la pobreza y la estigmatización social que percibe la gente al informarse a través de los medios.
Estos resultados dieron pie para un debate respecto a cuál es el rol social que los medios de comunicación debiesen tomar. En la mesa redonda, Felipe Contreras, del diario La Tercera, Jorge Domínguez, Director de Diarios Ciudadanos, Álvaro Lozano, de Radio Cooperativa, Consuelo Saavedra de TVN y Beatriz Sánchez de Radio ADN opinaron acerca de la incidencia de los medios en la construcción social de la realidad.

Durante la discusión uno de los puntos centrales fue el tema del lenguaje en los medios de comunicación. La mayoría de los panelistas cuestionaron el lenguaje con el cual los periodistas se refieren a los protagonistas de la noticia, hablando de “el sujeto” en vez de persona o la utilización del calificativo de “antisocial” cuando el delito es cometido por alguien de menos recursos. “Los medios están generando más exclusión y sesgo”, opinó Beatriz Sánchez, locutora de Radio ADN.

Viendo más allá de las cifras, es preocupante cómo los medios están influyendo cada vez más en la discriminación que se hace respecto a un cierto sector de la sociedad. Sin embargo, Internet está proponiendo diversas maneras de incluir en forma participativa y empática contenidos, sembrando la esperanza de lograr un periodismo más incluyente, responsable y diverso.

Las nuevas plataformas de periodismo participativo son el primer paso para incluir de manera más integral a las audiencias, permitiendo que en su propio lenguaje relaten historias cercanas que los medios tradicionales no incluyen en sus pautas y donde predominan la crónica roja y la farándula por sobre otros temas que, a pesar de ser más locales, son mucho más importantes para quienes los leen y dan cuenta más fielmente de lo que está sucediendo.

La entrega de esta encuesta es sin duda un tema a reflexionar, sin embargo, de la discusión a una efectiva mejora en las prácticas de los medios de comunicación es algo difícil de asegurar. El rating, el golpe noticioso y el impacto priman bajo la necesidad de hacer de la información algo que también resulte rentable. Pero más cuestionable que la necesidad de ser económicamente eficientes, es la poca conciencia respecto del gran impacto que tienen la forma, el sentido y el lenguaje en la construcción de realidad y la opinión pública. Que la mayoría de las personas piense en una persona de escasos recursos cuando se habla de delincuencia o que se crea que la droga sólo ataca a los sectores más desvalidos son concepciones que los medios han introducido en el inconciente colectivo y ninguno se ha hecho cargo de la responsabilidad que un comunicador tiene al momento de informar, resguardando la dignidad de las personas.

“La televisión es buena pero no para la pobreza”, “me gustaría que dijeran la verdad” son algunas de los testimonios entregados en el libro “Voces de mujeres: historias de vida en primera persona”. Poniendo nombre y apellido a personas en situación de pobreza, siete mujeres relatan sus dificultades y esperanzas en superar la pobreza. Ahí confiesan sentirse víctimas de la televisión. Personajes utilizados como emblemas en inundaciones y delincuencia. Y es cierto, en los medios sólo se muestra al pobre que no puede surgir, pero no al de esfuerzo, al que se siente lleno de desafíos, al que trabaja.

Hay desencanto y se entiende. Estas mujeres dicen que ya prefieren no ver lo medios ni noticias. Se enojan, se sienten impotentes y no se identifican con lo que ven. Es decir, los medios están provocando el efecto contrario. La TV se apaga, el diario envuelve pescados y las revistas no se compran. Ante esto, los medios ciudadanos proponen justamente lo contrario: realidades que provocan conexión e historias simples y verdaderas. Esas que en los medios “no son noticia”.

No hay comentarios: